Te fuiste, y aunque cueste creerlo no volverás, se me hace
raro no verte con tu nervio y tus ganas de siempre hacer algo más.
Es increíble, pero hace un mes, maldito 14, y maldita la
vida que te hace enfrentarte una y otra vez a ella, a la realidad, que te quita la venda de los ojos y te obliga
a coger aire y seguir adelante.
Pero te tengo tan presente, en cada uno de los pasos que doy,
ahí estas, y por supuesto estarás.
Eras silenciosa y trabajadora, dando la vida por cada uno
sin esperar nada a cambio.
Eras vida en cada uno de tus pasos, incansable, capaz de
matar dragones por nosotros. Siempre alerta, pendiente de que nada faltara, de que nada sobrara.
Qué bonito era verte pasear, junto a tu fiel amiga, mano a
mano, codo con codo, ahí estabais
tratando de solucionar el mundo, capaces de dar con el remedio a cualquier
problema.
Que bello era verte sonreír, en este último tiempo, no sabíamos
muy bien a que se debía la carcajada, pero igualmente oírte reír era escuchar
la mejor de las melodías, era magia.
Extraño nuestras tonterías, relates, a veces sin mucho
sentido, tus salidas de tono o tus mundos fantásticos.
Fuiste libre, como un pájaro que aletea sus alas sin parar y
vuelta alto, tan alto que la vista no te alcanza. Y libre serás, como la brisa
en verano, que te acaricia y te mece.
No dejo de escuchar que los abuelos deberían ser eternos, y
que verdad es esa. Que difícil despedirte de alguien que ha sido abuela y madre
a la vez. Pero sabes un secreto, tú ya eras eterna, mucho antes de que te fueras,
creo, que incluso mucho antes de que yo lo supiera. Siempre has sido y serás
eterna.
Mujer fuerte,
valiente y luchadora. Invencible.
Hasta siempre abuela. 💜
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